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Adoctrinador de masas rating:
9
7.5
23,447
Animation. Drama. War One night at a bar, an old friend tells director Ari about a recurring nightmare in which he is chased by 26 vicious dogs. Every night, the same number of beasts. The two men conclude that there’s a connection to their Israeli Army mission in the first Lebanon War of the early eighties. Ari is surprised that he can’t remember a thing anymore about that period of his life. Intrigued by this riddle, he decides to meet and interview old ... [+]
Language of the review:
  • es
June 17, 2011
7 of 7 users found this review helpful
Ari Folman, guionista y director de Vals con Bashir, nos cuenta en primera persona su problema para recordar lo que ocurriera en la guerra del Líbano a principio de los ochenta, en la que tan solo era un niñato con un arma cumpliendo el servicio militar para su país, Israel. No culpa, ni exculpa, y a pesar de lo que me ha dicho mucha gente, yo creo que si se moja, al menos con los altos cargos que siempre son los máximos responsables, se moja lo que se puede mojar teniendo en cuenta la procedencia de su producto, me parece mucho más que suficiente. Su trauma no es lo más reseñable de este sangriento capitulo de la historia, solo es el medio que usa el autor para contar lo que hicieron y de lo que fueron cómplices. Usa el medio de la memoria selectiva, porque se basa en él, en su propia experiencia, no entiendo una forma más pura en la narración de una historia. ¿Os parece poco crítico la reseña de convertir en primer ministro a un criminal de guerra?

Es cierto que esta película, cinematográficamente, no es ni mucho menos excelente, su desarrollo es muy lineal, y cae en cierta monotonía que no deja fluir la historia, lo que puede aburrir, sobretodo si te la sopla lo que te están contando o ya te sabes la historia que desencadeno en la matanza de Sabra y Chasila. No veáis esta película como otra cosa que no sea un documental histórico, pues en el fondo no es más que eso, un documental o docudrama, amenizado por una gran banda sonora, y buena animación en las partes en las que el protagonista recuerda sus andanzas en el conflicto del Líbano. El absurdo de unos niñatos armados y asustados que no saben que pintan ahí y su única respuesta es rezar y disparar a la espera de un permiso o un momento distendido para relajarse. Seguramente es discutible si este es la mejor forma de contar una historia así, por medio de la animación, pero probablemente Ariel Sharon no se hubiera puesto delante de una cámara para que le echaran mierda por encima, era más fácil dibujarlo.

Mi devoción por esta película, reside en un punto terriblemente efectista, adjetivo que suele usarse para desacreditar, como pretencioso y algún otro, cosa que no acabo de entender. El final, cuando Ari es consciente del horror del que fue cómplice, y por fin recuerda lo que paso. Yo era muy joven pero recuerdo esas imágenes que dieron la vuelta al mundo, aunque no recordaba en que contexto ni el origen, esas imágenes también me refrescaron la memoria, de este modo me identifique con el protagonista, me quede mudo y también me sentí culpable, culpable por haberme olvidado de aquella masacre.
Adoctrinador de masas
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