Una de las cumbres del inicial periplo inglés de Alfred Hitchcock.

En ella confluyen con enorme categoría y sofisticación bajo un ritmo incontenible el característico dominio del suspense de Hitch y su no menos característico sentido del humor lleno de ironía e ingenio, un humor representado en esta película (sobre todo en su primera mitad) por abundantes y picantes diálogos de doble sentido sexual.

Además el maestro vuelve a exhibir su inclinación por los planos detalle dentro de una exquisita realización con eficientes, elegantes y nada gratuitos movimientos de cámara que denotan una extraordinaria sabiduría cinematográfica, siempre con el propósito de transmitir al espectador el máximo desasosiego dentro de una historia magistralmente conducida.

Michael Redgrave (padre de Vanessa Redgrave) y la guapa Margaret Lockwood encabezan el amplio reparto de esta apasionante y altamente entretenida intriga romántica de ambiente ferroviario que llamó firmemente la atención del gran productor David O. Selznick, quien poco después se llevaría a Hitchcock a rodar a Hollywood, en donde el mago del suspense filmaría sus mayores obras maestras.