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Santiago Arenas rating:
9
6.2
152
Drama
Biographical film about twentieth-century philosopher couple Jean-Paul Sartre and Simone de Beauvoir and their relationship in Paris in the 20s.
Language of the review:
- es
April 25, 2019
2 of 2 users found this review helpful
El film transcurre con gran elocuencia y creo, sin lugar a dudas que, gira en torno principalmente a la contraposición del modelo de contrato jurídico burgués, es decir, bajo el modelo de vínculo afectivo que hicieron para sí Beauvoir y Sartre.
Debo reconocer la capacidad del director en cuanto pudo evidenciar la autenticidad de tal vínculo entre ellos, del mismo modo en que pudo vislumbrar las contradicciones presentes en dicho contrato y sus implicaciones en el desarrollo del film.
Una de las contradicciones más intrincadas se presenta cuando Sartre y Beauvoir lesionan gravemente el pacto. A tal magnitud, que terminaron adoptando para sí comportamientos de la ideología burguesa, la dimensión de estos actos conllevarán casi que a la ruptura del vínculo.
Según mi criterio, tal contradicción expone la esencia misma del contrato entre Beauvoir y Sartre. Un contrato ajeno a los sentimientos, la emotividad y el instinto del ser, por el contrario, conducido cautelosamente por la razón, el intelecto y la conciencia. Un amor idóneo a las características de dos figuras representativas de la intelectualidad del siglo XX como lo son Beauvoir y Sartre.
Sartre, naturalmente o quizás intencionalmente dirigía sus acciones con gran sutileza a partir de este pacto, un sujeto imbuido por la razón y que a su vez procuraba yuxtaponer el instinto.
A diferencia de ello, el director hizo de Beauvoir, alguien que habitualmente se hallaba delimitada por sus instintos, afectos y deseos hacia Sartre. De tal modo que sus acciones encarnaban la propia contradicción de su postulado, la libertad. Sin embargo, pudo ser consciente de ello e hizo de tal contradicción o quizás venganza, la base para la construcción de su obra cumbre: “El Segundo Sexo”.
Debo reconocer la capacidad del director en cuanto pudo evidenciar la autenticidad de tal vínculo entre ellos, del mismo modo en que pudo vislumbrar las contradicciones presentes en dicho contrato y sus implicaciones en el desarrollo del film.
Una de las contradicciones más intrincadas se presenta cuando Sartre y Beauvoir lesionan gravemente el pacto. A tal magnitud, que terminaron adoptando para sí comportamientos de la ideología burguesa, la dimensión de estos actos conllevarán casi que a la ruptura del vínculo.
Según mi criterio, tal contradicción expone la esencia misma del contrato entre Beauvoir y Sartre. Un contrato ajeno a los sentimientos, la emotividad y el instinto del ser, por el contrario, conducido cautelosamente por la razón, el intelecto y la conciencia. Un amor idóneo a las características de dos figuras representativas de la intelectualidad del siglo XX como lo son Beauvoir y Sartre.
Sartre, naturalmente o quizás intencionalmente dirigía sus acciones con gran sutileza a partir de este pacto, un sujeto imbuido por la razón y que a su vez procuraba yuxtaponer el instinto.
A diferencia de ello, el director hizo de Beauvoir, alguien que habitualmente se hallaba delimitada por sus instintos, afectos y deseos hacia Sartre. De tal modo que sus acciones encarnaban la propia contradicción de su postulado, la libertad. Sin embargo, pudo ser consciente de ello e hizo de tal contradicción o quizás venganza, la base para la construcción de su obra cumbre: “El Segundo Sexo”.
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El film transcurre con gran elocuencia y creo, sin lugar a dudas que, gira en torno principalmente a la contraposición del modelo de contrato jurídico burgués, es decir, bajo el modelo de vínculo afectivo que hicieron para sí Beauvoir y Sartre.
Debo reconocer la capacidad del director en cuanto pudo evidenciar la autenticidad de tal vínculo entre ellos, del mismo modo en que pudo vislumbrar las contradicciones presentes en dicho contrato y sus implicaciones en el desarrollo del film.
Una de las contradicciones más intrincadas se presenta hacia el final del film cuando Sartre y Beauvoir lesionaron a tal magnitud el contrato que terminaron adoptando para sí comportamientos de la ideología burguesa, esto a tal dimensión que por poco termina quebrantando el vínculo.
Según mi criterio, tal contradicción expone la esencia misma del contrato entre Beauvoir y Sartre. Un contrato ajeno a los sentimientos, la emotividad y el instinto del ser, por el contrario, conducido cautelosamente por la razón, el intelecto y la conciencia. Un amor idóneo a las características de dos figuras representativas de la intelectualidad del siglo XX como lo son Beauvoir y Sartre.
Sartre, naturalmente o quizás intencionalmente dirigía sus acciones con gran sutileza a partir de este pacto, un sujeto imbuido por la razón y que a su vez procuraba yuxtaponer el instinto.
A diferencia de ello, el director hizo de Beauvoir, alguien que habitualmente se hallaba delimitada por sus instintos, afectos y deseos hacia Sartre. De tal modo que sus acciones encarnaban la propia contradicción de su postulado, la libertad. Sin embargo, pudo ser consciente de ello e hizo de tal contradicción o quizás venganza, la base para la construcción de su obra cumbre: “El Segundo Sexo”.
Debo reconocer la capacidad del director en cuanto pudo evidenciar la autenticidad de tal vínculo entre ellos, del mismo modo en que pudo vislumbrar las contradicciones presentes en dicho contrato y sus implicaciones en el desarrollo del film.
Una de las contradicciones más intrincadas se presenta hacia el final del film cuando Sartre y Beauvoir lesionaron a tal magnitud el contrato que terminaron adoptando para sí comportamientos de la ideología burguesa, esto a tal dimensión que por poco termina quebrantando el vínculo.
Según mi criterio, tal contradicción expone la esencia misma del contrato entre Beauvoir y Sartre. Un contrato ajeno a los sentimientos, la emotividad y el instinto del ser, por el contrario, conducido cautelosamente por la razón, el intelecto y la conciencia. Un amor idóneo a las características de dos figuras representativas de la intelectualidad del siglo XX como lo son Beauvoir y Sartre.
Sartre, naturalmente o quizás intencionalmente dirigía sus acciones con gran sutileza a partir de este pacto, un sujeto imbuido por la razón y que a su vez procuraba yuxtaponer el instinto.
A diferencia de ello, el director hizo de Beauvoir, alguien que habitualmente se hallaba delimitada por sus instintos, afectos y deseos hacia Sartre. De tal modo que sus acciones encarnaban la propia contradicción de su postulado, la libertad. Sin embargo, pudo ser consciente de ello e hizo de tal contradicción o quizás venganza, la base para la construcción de su obra cumbre: “El Segundo Sexo”.