Tras el capítulo 5, nos meten una historia lésbica entre la protagonista y la jardinera. Este romance no tiene ninguna relevancia salvo justificar al final quien cuenta el relato, pues quitas al personaje (también de paso al indio, que no hace falta que diga que inclusión hay por un tuvo) y se queda igual. Por cierto, esto último encierra contradicción, pues como bien dice un usuario (no sé si es hombre o mujer, así que uso el NEUTRO, que para eso lo tenemos), ya que la niña crece y escucha la historia de la jardinera, pero no recuerda los hechos descritos...HABIENDO INVITADO A TODOS LOS INVOLUCRADOS (que dolor para un guionista meter semejante patinazo)

Continuando con el romance lésbico, que molesta, pero no por lésbico, sino porque lo restriegan y resulta empalagoso (lo contrario a lo que hicieron muy correctamente con el personaje homosexual con la asiática de la anterior temporada), este se come minutos en pantalla valiosos que desvían la atención del elemento importante para el espectador: el espacio temporal surgido del inconsciente de los fantasmas (una idea FANTÁSTICA medio lastrada)

Ya la repanocha es el penúltimo capítulo, donde por fin nos cuentan el origen de la maldición: dos hermanas que tras la muerte del patriarca deben buscar marido, pues como dice la voz en off (que todo lo sabe, vaya tela) "la palabra de una mujer no es tomada en cuenta"

La escenita del altar con una de las hermanas no tiene desperdicio: citando los votos, el cura la rectifica, pues omite la parte de "lo OBEDECERÁS" (Como en plan " ¡toma ahí, sociedad patriarcal opresora!") Vamos, manipulación revisionista histórica en clave de género, la especialidad de los progres (no me molesto en desmontar este apartado porque escribo para adultos)

El último capítulo le sobran 20 minutos del insufrible tostón de la relación de las bolleras. Se hace largo, porque no terminas de empatizar y porque realmente NO importa. Solo queremos ver cuando se jode la relación cuando la dama del lago posee a la otra. Yo hubiera hecho un resumen del resumen de sus años de relación y hubiera quedado mejor.

En fin, me cansé de escribir. El único que ha aprendido una lección en esta historia de culpa y redenciones soy yo: huye de los productos Netflix.