Elena Anaya y un tolai (sí, como Tom Cruise en la peli de Kubrick) están anamorados pero la cosa sexual no va. El chico no funciona ni con pastillas azules a traición así que Elena Anaya, aprovechando que es una periodista española trabajando en Londres (la primera de la historia), decide hacer un repor sobre intercambios de parejas. Y todo, como es previsible y si no no tendríamos peliculilla, se lía. Y no pasa nada más, pero Kennedy rueda con gusto y sin aspavientos, lo que se agradece cuando se tratan temas que pueden mover a la risa. Eso sí, se agradece mucho su corta duración, las ganas que pone Elena Anaya y la presencia fugaz de Elizabeth McGovern como mujer con siete toneladas de pasado.