Simpatiquisima comedia de terror con sabor añejo de estantería polvorienta de videoclub.

Nuestro amigo Kevin S. Tenney nos había deleitado un par de años atrás con otra película de parámetros similares, Witchboard (Juego Diabólico), una película de mismo sabor pero muy diferente en palnteamientos. Witchoard era una película seria, con matices realistas, pausada, y muy pocos efectos especiales.

Ahora tocaba hacer la antítesis.

Una película cargada de sentido del humor feroz, F/X a raudales, actrices de culto (Linnea Quigley y Amelia Kindkade) y muy poco rogor en nada. La excusa es simple: Hacer de la casa del terror de cualquier parte del mundo una película pensada para alquilar o ver en TV la noche de Halloween. Sin mucho argumento, o un argumento como excusa para enseñar montruos, tetas, gore y muchas muchas coñas.

Supongo que en la mente de sus creadores estaba la imagen de un grupo de adolescentes reunidos en una casa, abrazados y gritando como loco/as.

Llena de ritmo, con diálogos y situaciones hilarantes... es una peli que hoy en día sigue siendo una pieza de culto del género ese que nació y murió en los 80: el terror comedia negra. Eran películas de terror con gore, sexo y sustos... pero a la vez eran brutales comedias negras cargadas de dobles sentidos.

Otra película disfrutable hoy en día en un programa doble hecho por nosotros mismos, por ejemplo en compañía de WaxWork de Anthony Hickox. Otra peli del mismo año y el mismo espíritu.