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Argentina Argentina · buenos aires
Osira rating:
4
Romance. Drama. Adventure After winning a trip on the Titanic during a dockside card game, American Jack Dawson spots the society girl Rose DeWitt Bukater who is on her way to Philadelphia to marry her rich snob fiance Cal Hockley. Rose feels helplessly trapped by her situation and makes her way to the aft deck and thinks of suicide until she is rescued by Jack. Cal is therefore obliged to invite Jack to dine at their first-class table where he suffers through ... [+]
Language of the review:
  • es
May 2, 2006
13 of 23 users found this review helpful
Trillada, la primera palabra que se me pasa por la mente cuando pienso en “Titanic”. Trillados los personajes, trillado el guión, y mucho más trillado el mensaje.
Una catástrofe que es más digerible si hay romance de por medio. La princesa políticamente correcta y el mendigo eufóricamente impulsivo. Resultado: amor a primera vista y obviamente prohibido. Un desnudo para crear controversia, pero una escena de sexo que no es más que una mano golpeando los vidrios sudados de un auto antiguo. Y, por supuesto, la tragedia entre la tragedia: la muerte de uno de los amantes y ¡cuidado con que sea casual! Si hay que morir, que sea para salvar a la tipa que acabas de conocer, pero que ya es el amor de tu vida.
Aun así los millones de dólares que despachó James Cameron, algo despertaron en mí. Reconozco que cuando se estrenó, pase las tres horas que dura este film pegada a la butaca con los ojos fijos en la pantalla. Será por el gran despliegue escénico, por la fotografía y por los efectos digitales que reconstruyeron al Titanic idéntico al original. También quizás por la actuación de DiCaprio, que dentro de lo esteriotipado de su personaje, lograba dejar de lado la cara de cordero degollado de amor, suplantándola con gestos más creíbles aunque acompañados de un dialogo pedante y, repito, trillado. Sin olvidar a los violinistas tocando hasta el final mientras se sucedían escenas de gente en estado de pánico, letargo o resignación, según el caso, el dónde, el cómo y el cuándo.
Detrás del romance, “Titanic” olvida que casi ningún tripulante de clase baja sobrevivió a la catástrofe (aunque exista un decadente intento de mostrar las diferencias en el trato según las clases rematando con un vulgar mensaje de: “somos pobres, pero nos divertimos más y asi morimos contentos”). Olvida (si, porque lo deja en tercer plano lo “olvida”) que el barco no se hundió por gracia del señor, sino por la codicia capitalista que derivó en fallas y en una capacidad de rescate mínima por la falta de insumos.
Pero la omisión principal de “Titanic” es “olvidar” que ser pobre no se elije, lamentablemente tampoco ser rico. Y aunque el film sea una mega producción que lo convierte en un clásico indiscutible, este no pudo bajarme su trillada línea que predica: “Los ricos son niños tristes. Y el pobre: Is the king of the World!
Osira
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