Muchos de los que nos acercamos a esta película lo hacemos gracias a Cronenberg y su particular visión de esta obra, a la curiosidad de si nos gustará más. "La Mosca", como tantos otros referentes culturales relacionados con el terror, bebe directamente del mito de Frankenstein, es deudora, en el mejor de los sentidos, de Shelley. El fino hilo que existe entre un avance antológico para el ser humano, o la desgracia más inmunda es a lo que se atiene un científico cuando tiene entre sus objetivos revolucionar su campo. Mantiene el misterio durante su metraje, ha aguantado bien el paso del tiempo, eso sí, con el encanto de los efectos especiales de la época (1958). Es difícil superar la atmósfera de Cronenberg, pero en todo lo demás, la película de Neumann está al mismo nivel.