No son pocos los paralelismos a nivel estético entre el videojuego de Remedy "Max Payne" y la película de Christian Volckman que nos ocupa. Utilizando modelos 3D tremendamente realistas y fundiéndolo con una estética en B&N al estilo Sin City, esta historia noir futurista nos lleva al año 2054 en el corazón de Paris. Seguimos los pasos de Karas, un hombre que se toma la justicia por su mano en la búsqueda de una joven desaparecida con un gran potencial que hasta ella misma desconoce. Los planes de quienes la han raptado pasan por alienar a la población mundial y someterla a su control, un tema muy quemado en estas producciones pero que aquí se hace especialmente llevadero. Sin ánimo de comentar más el argumento de la cinta, todos los elogios posibles se refieren principalmente a su particular y sobresaliente estética.

Siete años de trabajo han servido a Volckman para dar lugar a un ambicio proyecto que, al menos en este campo, sorprende como pocos, encontrándonos con una mezcla entre el nivel estético del mejor Frank Miller y la animación rotoscópica de cintas como A Scanner Darkly. Todo contribuye a crear una ambientación espléndida que sorprende desde el primer minuto hasta el último. Juegos de sombras y luces tremendamente trabajados, ángulos cuidadísimos, una cámara notable y unos personajes que rebosan calidad pese a ser, estéticamente, tópicos.

El ritmo de la historia es lento, posee pocas escenas de acción pero las justas para entretener, y su final es una notable muestra de ingenio. No gustará a todo el mundo por que carece de algunos elementos interesantes -mejor BSO, trama algo más cuidada-, pero sin duda es una buena muestra de cómo Francia puede despuntar en el mercado y el género aportando nuevas e interesantes propuestas. Queda ver si llega a los cines españoles, pero lo más seguro es que, si sale, lo haga directamente en DVD. Es lo que viene vivir en un país donde el Equipo Ja domina las carteleras.