Efectivamente, “Megamind” llega muy tarde: Pixar estrenó “Los increíbles” en 2004. Pero pese a todo la producción de Dreamworks tiene fuerza, garra y energía desde su mismo inicio, que casi al modo de “Up” nos resume la vida de los dos protagonistas de la historia, con guiños a Superman y otros iconos del género, en un prólogo soberbio que culmina con el presente. La genialidad se alarga: escape de la cárcel, plan para destruir a su némesis, el héroe Metroman, y victoria. ¿Victoria?. Lo que sigue a partir de ahí no lo diré para evitar incurrir en spoilers pero adelanto: forma parte de lo más divertido e imaginativo que ha salido de la productora de Spielberg.

De la misma forma que “Shrek” funcionó como sátira/homenaje de los cuentos populares y “Kung Fu Panda” lo hizo con el cine de artes marciales, “Megamind” hace lo propio con el mundo de los superhéroes y sale victoriosa: las ideas se subvierten, el ingenio se pone por encima y todo funciona casi a la perfección en una comedia tan disparatada como bien ejecutada, algo irregular en según qué tramos, pero muy superior a otra producción animada del año pasado que jugaba a lo mismo: “Gru, mi villano favorito”. Aquí además acompaña un delicioso diseño de personajes con marcados caracteres y personalidades, una animación de órdago y algunos giros argumentales que no por previsibles dejan de ser ingeniosos. Está muy lejos de la película de Pixar pero la mismo tiempo se convierte en una de las producciones de Dreamworks menos ambiciosas pero más satisfactorias. Merece la pena, sin duda.