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A mí, personalmente, me gustan las historias que cuenta Querejeta, las siento cercanas, creíbles y saben zafarse con dignidad del mero culebrón. Del guión de "15 años y un día" destaca lo bien construidos que están todos los personajes. Me gusta que , aunque pueda parece recargado, todos tengan un pasado oculto bajo capas y capas que el argumento va descubriendo.
La primera media hora del film es magnífica, su elaborada presentación de los personajes y el inicio de la historia son intensos y emocionantes. Lo que ocurre es que hacia la mitad del film, todo parece desinflarse un poco y su bien iniciado guión se deja llevar más por la mecánica de la trama que por sus estupendos personajes. Es aquí cuando nos encontramos con algún diálogo cuestionable y con momentos que pretenden una emoción que no termina de calar en el espectador. Es cierto que en ningún momento perdemos el interés y que el pulso de la historia se retoma pasado el citado bache, cuando reaparecen en escena Maribel Verdú y Susi Sánchez. Verdú, tras su reciente segundo Goya, demuestra que sigue en racha y nos vuelve a brindar un gran trabajo, quizás el más conmovedor de todo el elenco.
Puede que más de uno encuentre que "15 años y un día" tenga un exceso de personajes atormentados y resulte difícil de digerir, pero aún así creo que Querejeta consigue que la historia fluya y remolque todos los traumas y desasosiegos de sus personajes de manera dignísima.
En definitiva, una película más que correcta y que gustará a un amplio sector del público, especialmente a los que sean sufridos padres y madres de quinceañeros.