Ahora que todo el mundo está enganchado a series con argumentos que se enredan hasta el infinito para seguir produciendo capítulos y capítulos, cada vez más aburridos e insulsos; ahora que la mayoría de las películas son de superhéroes, violencia gratuita, comedias sin gracia... Ahora veo esta película y recuerdo viejas sensaciones, las mismas que sentí al ver Casablanca, la Reina de África, Memorias de África, la Huida de Peckimpah…, es decir, las que produce el cine de verdad. No soy un crítico profesional, no diré que es una obra de arte porque sería pretencioso por mi parte. A mí me ha encantado, el trabajo de los actores es creíble y emotivo y la fotografía preciosa. Lo mejor la atmósfera de París a finales de los 50, cuando los garitos de jazz estaban en ebullición. No cuento más, véanla.