En un intento no desesperado pero sí con la alerta naranja sobre su cabeza, y de paso sobre su carrera, Will Smith intenta sobreponerse a su último fracaso reconocido (“After earth”) con esta película de timadores y timados con un personaje protagonista dueño de todo el guión.

Y así estaba pensado hasta que a alguien se le ocurrió elegir como pareja protagonista a Margot Robbie que, sin quitarle la mayoría del peso de la acción a Will, es capaz de llevarse las miradas a su terreno en muchas ocasiones gracias a una interpretación solvente y con bastante carisma. De hecho lo mejor que tiene “Focus” es la capacidad que han tenido Smith y Robbie para conectar y crear una química entre ellos que traspasa la pantalla. Los dos juntos suman más que por separado, y así explotan secuencias dentro de la acción con múltiples miradas y mucha complicidad.

Smith necesita un buen producto para su lucimiento porque aún es un filón para la taquilla, la franquicia “Men in black” lo atestigua, pero su registro actoral en productos rutinarios (“Hancock”) es algo limitado frente a las películas en las que se crece (“Alí”, “En busca de la felicidad”). El guión de “Focus” es entretenido, con un comienzo prometedor, una acción en la que nada es lo que parece, y un desenlace en el que las piezas encajan. Todo muy correcto y pragmático, pero sin riesgo. Ninguna de las secuencias es novedosa y tenemos la sensación de que ya lo hemos visto en otras películas, por lo que la capacidad de sorpresa se reduce. Además llega un momento en el que la historia da muchas vueltas y todo empieza a perder el sentido… aunque lo recupere al final.

No sabemos si esta película sacará de su reciente mala racha al bueno de Will, pero al menos se trata de una película con un ritmo ágil y entretenido con todos esos juegos de distracción para conseguir el botín, o esas apuestas al límite con un truco bajo la manga. Fuegos de artificio para una ligera comedia romántica de fondo.