Parecía que dirigir “Dumbo” por Tim Burton era la opción idónea, sin duda ha quedado despejada toda duda.
Sin desmerecer que la película es un entretenimiento asegurado para la familia se echa de menos los polvos mágicos que suele añadir el director californiano a sus obras y queda muy por detrás de genialidades como “Eduardo Manostijeras”, “Sleepy Hollow”o “Bitelchus”.
La historia se sitúa en 1919 y comienza después de la Primera Guerra Mundial con el regreso del actor Holt Farrier (Colin Farrell) que aparece mutilado de uno de sus brazos. Es reclutado por Max Medici (Danny De Vito) el dueño del circo que le ofrece el puesto de cuidador de los elefantes.Tendrá la ayuda de sus hijos Milly (Nico Parker) y Joe (Finley Hobbins) que se preocuparán del cuidado y adiestramiento del recién nacido elefantito “Dumbo” que no será muy bien recibido.
La Señora Jumbo ha engendrado a un elefante con unas orejas enormes que será motivo de una mala aceptación y la burla de la multitud.
Aunque todos quedarán asombrados cuando vean que aspirando una pluma el pequeño elefante es capaz de volar.
La aparición del personaje de V.A. Vandevere (Michael Keaton) como un villano empresario que quiere hacerse con el manejo de Dumbo para montar su propio espectáculo “Dreamland” no aporta nada y queda como un personaje desconcertante y con poco alma.
En el aspecto técnico se ha notado la mano de la factoría Disney y está a la altura de este tipo de películas, la interacción entre personajes, los animales creados por ordenador y la banda sonora de Danny Elfman se han resuelto notablemente.
La película ha quedado en una cinta que podría haber sido dirigida por cualquier otro director que no se habría notado la mano de Tim Burton. La esencia emotiva que suele marcar a este tipo de películas no ha sido tratada debidamente y las lágrimas se nos han quedado al borde del lacrimal.