Tras una desternillante primera entrega donde Santiago Segura guardó al público en el bolsillo con este personaje tan carismático y ya considerado una leyenda de la comedia española le pese a quien le pese llegó esta secuela que con más cameos, más presupuesto y más acción llegó para marcarse un más de lo mismo pero a la altura de su predecesora. Mucho humor destinado al gran secundario Gabino Diego que supera con creces al correcto Javier Cámara en su predecesora y con un Santiago Segura manteniendo su nivel de estado de gracia aunque no innove mucho con sus chistes. Si en la primera se parodiaba a Cobra, en esta se parodia a James Bond y lo consigue a lo grande, con escenas realmente desternillantes y un Tony Leblanc sorprendente aunque forzado su personaje y previsible su desenlace final. José Luis Moreno brilla como antagonista dejando escenas para la gloria como su risa aterradora o su relación con el mono en peligro de extinción.
En definitiva, Segura sigue seguro de su personaje y apuesta más fuerte por ello, no innova ni sorprende pero es una más que justificada secuela que mantiene el nivel aunque mi favorita siga siendo la primera entrega.