Se queda una de piedra viendo una película en la que, con total normalidad se muestra el infierno de la cárcel, las mafias, la superviviencia, como una persona puede llegar a cometer actos fríos, crueles, y reprobables, forzado ab initium pero, luego guiado por la costumbre; no siendo capaz de ver otras formas de ganarse la vida porque tampoco ha tenido ocasión de conocerlas, mecido por la costumbre, el clima de violencia, brutalidad y crimen que se respira en el mundo en el que le ha tocado bregar con la vida.
No es el típico drama carcelario en el que un inocente se ve inmerso en la lucha de bandas y la corrupción de los guardias. Está claro que los angelitos que protagonizan esta peli, son culpables, unos de cosas peores que otros. No se trata de denunciar la "injusticia" de que estén en la cárcel, la INJUSTICIA es que las cárceles sean así. Lamentable. Imprescindible levantar la voz preguntándose ¿cómo se permite esto...?, ¿por qué nadie quiere ver y erradicar la connivencia entre los capos o grupos y los funcionarios que trabajan en las cárceles? Esto permite que sigan siendo los putos amos incluso encerrados, supuestamente, manejado con frialdad y tranquilidad lo que ocurre dentro y fuera de las rejas...que de igual si están o no en una prisión y; lo más grave: que ningñun ser humano por mucho empeño que le ponga, pueda rehabilitarse y comenzar después un avida dentro de las reglas.