De alguna manera este western anticipa lo que vendría después con "Sin perdón", la obra maestra de Eastwood. Sin duda aquí aplica todo lo aprendido durante los años de formación con Leone. Aplicando un esquema de narración clásico, el film incorpora ciertos detalles sobrenaturales a la trama que pueden pasar desapercibidos en un primer visionado.
El uso del claroscuro en las escenas de interiores es bastante extremo y arriesgado, en la línea de la fotografía ya vista en las dos partes de "El Padrino".
La película fue un éxito en un momento en el que el western ya no estaba de moda y eso es todo un mérito. Aunque luego vendrían otros muchos, Clint fue el responsable de resucitar un género que le había dado tanto.
Aunque no seas fan de las películas del oeste, la acabarás disfrutando. El personaje es menos duro que en la época del espagueti western, pero Eastwood borda igualmente su interpretación.