Tomates verdes fritos de Jon Avnet es un drama basado en la amistad y el racismo en los años 30 en los Estados Unidos. Dirigida con un ritmo reposado y con un estilo personal es una obra sincera y cercana que cautiva en su sencillez e historia emotiva que llega al corazón. Realizada de manera magistral tiene un resultado espléndido que la convierten en una cinta que merece la pena ser vista por todos los públicos.
La fotografía es lumínica y evocadora a la época y lugar, además está estéticamente cuidada en detalles bellos que confortan. La música es una hábil mezcla de sonidos dulces y emotivos gracias a la experimentada mano de Thomas Newman que acompaña el film con mucho encanto. Los planos y movimientos de cámara completan un estupendo trabajo técnico mediante el uso de detalles, seguimiento, rotación, primeros planos, reconocimiento, avanti y cámara en mano que sacan lo mejor de una historia hermosa.
Las actuaciones son remarcables. Jessica Tandy vuelve a hilar un gran papel, Kathy Bates está convincente en su labor, Mary Stuart Masterson con carácter y personalidad, Mary-Louise Parker manifiesta y Chris O´Donnell en un breve pero certero papel. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones alusivos y bien trabajados según la época que, junto con unos apropiados decorados, te transportan en una señalada tarea.
El guion, escrito por Fannie Flagg y Carol Sobieski y basado en la novela de Fannie Flagg, es cercano y conmovedor al mostrarnos una historia provocadora llena de una desesperanza y melancolía que penetra en el corazón de los más sentimentales. La narrativa usada con voz en off explicativa es muy acertada al ser usada con tono afable y acogedor, adelantando algunos acontecimientos. Destaca también el montaje que es creativo al mezclar dos épocas con el presente y el pasado mediante recuerdos contados a una amiga recién conocida.
En definitiva, la considero una obra emotiva y sincera en los dramas que narra una historia hermosa basada en la amistad y la lealtad en los años 30, con un resultado conmovedor que calará en los corazones de los más sensibleros. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, vestuarios y narrativa que convierten a Tomates verdes fritos, en un film a tener en cuenta en su género y que encantará a todos aquellos que descubran su maravillosa historia.