Frequency de Gregory Hoblit, es un thriller fantástico basado en un padre y su hijo que conectan a través de un aparato de radioaficionado con 30 años de diferencia. Dirigida con un ritmo vibrante y con un estilo sensacionalista pero atractivo, es una obra embrollada pero con momentos intrépidos que cautivan al público más comercial, gracias a un entramado sorprendente que cumple de sobra con su cometido. Realizada de manera irresistible, tiene un resultado inteligente que gusta al público en general.
La fotografía, es sugerente a las distintas épocas narradas, y tiene imágenes impactantes que dan mucho espectáculo al estar repleta de detalles que desconciertan. La música, acompaña la trama en todo momento y busca exaltar las emociones dependiendo del momento de la historia, con algunos sonidos emotivos y otros inquietantes que ayudan al espectador a conectar. Y los planos y movimientos de cámara, usa la cámara en mano para acrecentar el dramatismo en la acción, y el resto saca lo mejor del film con los detalles, seguimiento, primerísimos, grúas, subjetivos, cenitales y subjetivos en un admirable y bien elaborado trabajo técnico.
Las actuaciones, son en líneas generales bastante competentes. Con Dennis Quaid convincente en un correcto papel y James Caviezel remarcable. Siendo adecuadas las interpretaciones de André Braugher, Elizabeth Mitchell, Noah Emmerich y Michael Cera entre otros. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones sugerentes y oportunos según la década en la que se desarrolle la acción y la edad de los protagonistas, cumpliendo notablemente con su actividad la dirección artística.
El guion, escrito por Toby Emmerich, es algo intrincado pero desde luego tiene momentos apasionantes, gracias a un argumento sustancioso que arrolla con el público más comercial, haciéndole sentir la constante amenaza y la emoción en un admirable trabajo. Que es llevado a cabo con una narrativa insidiosa por un lado y afable por otro, siendo por tanto sencilla pero directa. Y destacando el laborioso montaje por ser creativo y abstracto, al mezclar con acierto dos épocas con 30 años de separación en una misma familia.
En definitiva, la considero una obra comercial pero desde luego entretenida y emocionante, ya que mezcla dos épocas a través de un aparato de radioaficionado con mucho ingenio y efectividad, cautivando al público a su paso. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, música, montajes, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que vuelven a Frequency, un film ameno y con momentos apasionantes que lo hacen recordable, y una de esas cintas que dejas puesta cuando haciendo zapping la ves en la tele.