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United States United States · Raccoon City
Maldito Bastardo rating:
4
Western. Adventure Legend has it notorious American outlaws Butch Cassidy and the Sundance Kid were killed in Bolivia in 1908. In Blackthorn, Cassidy survived, and is quietly living out his years under the name James Blackthorn in a secluded Bolivian village. Tired of his long exile from the US and yearning for one last sight of home, Cassidy sets out on the long journey home. But when an unexpected encounter with an ambitious young criminal derails his ... [+]
Language of the review:
  • es
March 2, 2012
8 of 16 users found this review helpful
Al terminar “Blackthorn. Sin destino” me he sentido como esos críticos norteamericanos a los que tampoco emocionó en demasía el western sobre la leyenda de Butch Cassidy. Continuación o no de la referencial “Dos hombres y un destino” la idea es bastante interesante pero su plasmación me parece irregular e incorrecta, sobre todo para Mateo Gil que solía medir mejor el tiempo en sus guiones.

El escenario está claro que es Bolivia y aporta un tono mucho más camaleónico al género pero lo que no está claro es a lo que quiere jugar el director de “Nadie conoce a nadie”. Parece querer inspirarse en la plantilla que le proporciona el filme de George Roy Hill para alejarse del mismo mediante una pretendida aureola crepuscular sobre una leyenda que debe emerger por una serie de acontecimientos. En ese punto Mateo Gil podría desembocar hacía una mirada de ionización del mito que proporcionaba “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” de Andrew Dominik, donde el ritmo es marcado por el horizonte y las nubes; y la mirada, un prisma a través del cristal. También hacía el western tradicional mediante un argumento de huida y botín con nostalgia por el pasado y una vuelta al hogar. “Blackthorn. Sin destino” parece querer jugar a ambas bandas pero quedándose en terreno de nadie. Pura sal y arena fundida al sol.

Quien me diga que Eduardo Noriega actúa bien entenderé que es familiar o amigo intimo. Sam Shepard aporta presencia, competencia y guitarra. La canción de Butch Cassidy y la refriega sobre el culito blando y prieto de Noriega, parecen ser las únicas concesiones. Sus gestos de escozor son los mismos que los míos viendo la película. En “Blackthorn. Sin destino” me parece una gran parte un desacierto, con momentos de buen cine dispersos y descuidos de ritmo notables entre frotamientos sobre la amistad, el honor, el misticismo y las relaciones interraciales.
Jaime Lannister cabalga de nuevo… eso sí.
Maldito Bastardo
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