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Berbizier rating:
6
7.1
3,159
Drama
Berlin's plushest, most expensive hotel is the setting where in the words of Dr. Otternschlag "People come, people go. Nothing ever happens.". The doctor is usually drunk so he missed the fact that Baron von Geigern is broke and trying to steal eccentric dancer Grusinskaya's pearls. He ends up stealing her heart instead. Powerful German businessman Preysing brow beats Kringelein, one of his company's lowly bookkeepers but it is the ... [+]
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- es
February 23, 2010
22 of 24 users found this review helpful
Edad de oro del sistema de estudios
En “Gran Hotel” se observan todos los elementos que conforman a la MGM como una de las grandes productoras de la edad de oro de Hollywood. Para empezar, se busca el prestigio popular con la adaptación de una novela de gran fama, de Vicki Baum. Esto será una constante; desde que el sistema de estudios comienza a funcionar y se hacen películas en serie, la literatura ha sido la principal fuente para cubrir las necesidades de historias y argumentos. Las obras más prestigiosas, con una fama más cercana y ruidosa, fueron dando lugar a los filmes comercialmente más ambiciosos.
El “star system” es otra característica. “Gran Hotel” es una película algo atípica desde el momento en que pone en juego dos divismos, Joan Crawford y Greta Garbo, dos grandes estrellas que, según el manual hollywoodense, nunca deberían compartir cartel. Ello da la medida de la ambición de esta película, además de obligar, en la práctica, a realizar dos filmes en uno.
La inclusión del director de fotografía William Daniels denota que la Garbo impuso sus condiciones. La comparación entre ambas actrices es inevitable y por eso precisamente no era oportuno realizar películas con más de una estrella femenina o masculina a la vez, enseñanza que se sacó de “Gran Hotel”, ya que cualquiera puede observar la diferencia de interpretaciones: teatral, estática y grandilocuente la de Greta Garbo; naturalista y dinámica la de la Crawford. Cierto que sus respectivos papeles exigían esas actitudes, pero da la sensación de que a la Garbo no le interesa la forma de interpretar que se va desarrollando en el cine sonoro. Eso sí, los primeros planos (William Daniels era un especialista en “La Divina”) son indiscutiblemente suyos.
En “Gran Hotel” se observan todos los elementos que conforman a la MGM como una de las grandes productoras de la edad de oro de Hollywood. Para empezar, se busca el prestigio popular con la adaptación de una novela de gran fama, de Vicki Baum. Esto será una constante; desde que el sistema de estudios comienza a funcionar y se hacen películas en serie, la literatura ha sido la principal fuente para cubrir las necesidades de historias y argumentos. Las obras más prestigiosas, con una fama más cercana y ruidosa, fueron dando lugar a los filmes comercialmente más ambiciosos.
El “star system” es otra característica. “Gran Hotel” es una película algo atípica desde el momento en que pone en juego dos divismos, Joan Crawford y Greta Garbo, dos grandes estrellas que, según el manual hollywoodense, nunca deberían compartir cartel. Ello da la medida de la ambición de esta película, además de obligar, en la práctica, a realizar dos filmes en uno.
La inclusión del director de fotografía William Daniels denota que la Garbo impuso sus condiciones. La comparación entre ambas actrices es inevitable y por eso precisamente no era oportuno realizar películas con más de una estrella femenina o masculina a la vez, enseñanza que se sacó de “Gran Hotel”, ya que cualquiera puede observar la diferencia de interpretaciones: teatral, estática y grandilocuente la de Greta Garbo; naturalista y dinámica la de la Crawford. Cierto que sus respectivos papeles exigían esas actitudes, pero da la sensación de que a la Garbo no le interesa la forma de interpretar que se va desarrollando en el cine sonoro. Eso sí, los primeros planos (William Daniels era un especialista en “La Divina”) son indiscutiblemente suyos.
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Spoiler:
Lo que me parece más interesante de “Gran Hotel” es su carácter paradigmático, sobre todo a nivel técnico, del cine que se hará durante muchos años en los estudios y en concreto en la Metro. Se impone como unidad de plano el plano americano (los personajes cortados levemente por debajo de las rodillas) muy funcional para narrar en decorados con varios personajes. Y se subordina el contenido visual al diseño de producción. Así, el gran diseñador artístico Cedric Gibbons será el hombre clave de la productora, con sus decorados geométricos, sofisticados, herederos del art-déco, que de alguna forma se convierten en una estructura de la película tan importante como el propio argumento.
El realizador Edmund Goulding aprovecha magníficamente las posibilidades del espléndido decorado que le brinda Gibbons. En especial el diseño del fastuoso vestíbulo del hotel, con su recepción circular y el enorme hueco de las plantas en forma de cilindro. Los mejores momentos de “Gran Hotel” están en el inicio, con sucesivos movimientos de cámara que van mostrando las idas y venidas de clientes y personal; y también en casi todas las escenas del barón interpretado por John Barrymore, modelo de actor que supo transformar su manera de actuar con la entrada del sonoro hacia actitudes más sutiles sin perder la expresividad. En “Gran Hotel”, a sus cincuenta años, demuestra que podría haber sido un secundario impagable de no haber estado trágicamente marcado por su alcoholismo.
En 1932 hubo un puñado de películas que opino merecían más el premio: Freaks, Un ladrón en la alcoba, El Malvado Zaroff, El Expreso de Shanghai, Soy un fugitivo, Sopa de Ganso, aunque para mí la mejor del año fue Scarface de Howard Hawks.
El realizador Edmund Goulding aprovecha magníficamente las posibilidades del espléndido decorado que le brinda Gibbons. En especial el diseño del fastuoso vestíbulo del hotel, con su recepción circular y el enorme hueco de las plantas en forma de cilindro. Los mejores momentos de “Gran Hotel” están en el inicio, con sucesivos movimientos de cámara que van mostrando las idas y venidas de clientes y personal; y también en casi todas las escenas del barón interpretado por John Barrymore, modelo de actor que supo transformar su manera de actuar con la entrada del sonoro hacia actitudes más sutiles sin perder la expresividad. En “Gran Hotel”, a sus cincuenta años, demuestra que podría haber sido un secundario impagable de no haber estado trágicamente marcado por su alcoholismo.
En 1932 hubo un puñado de películas que opino merecían más el premio: Freaks, Un ladrón en la alcoba, El Malvado Zaroff, El Expreso de Shanghai, Soy un fugitivo, Sopa de Ganso, aunque para mí la mejor del año fue Scarface de Howard Hawks.