La trama consiste en que una empresa usando el método Gronhölm hace una entrevista de trabajo colectiva para saber a quién elegir entre ocho candidatos. Pensé que la película estaría basada en la comedia teatral del mismo título pero con un toque más introspectivo. ¿A quién se le ocurrió hacer desde una divertidísima, satírica y brillante comedia de teatro una drama plomizo aunque tenga chispas de humor, pedante, filosófico sobre los abusos en las entrevistas de trabajo y el capitalismo?

Marcelo Piñeyro debió ver la comedia en el teatro y pensó que toda la carga dramática y filosófica potencial que tenía contra el capitalismo, la competencia y el egoísmo radical estaba siendo desperdiciada, y pensó que era una buena idea cambiarla de género y de personajes. Sin embargo, me da pena reconocerlo, porque aunque pudo haber sido un buen planteamiento, se ha pasado de frenada.

Quitando el comienzo, y el final impactante, por supuesto poco verosímil, se ha cargado la gracia que tenía la obra original, que sabía abrir variados temas y cerrarlos y que te dejaba con ganas de volver a verla. Sin embargo, la película está bien, los personajes están bien perfilados, tiene momentos de tensión y suspense, y deja claro su alegato contra los abusos de la empresa.

Las interpretaciones están bien, y la trama sirve de base para plantear muchas debates, pero la película se hace larga y ya al final nos da un poco igual a quién elija la empresa. En fin, lo mejor es ver la obra original.