Cuando uno se prepara para ver una película de zombis, está listo para ver grandes cantidades hemoglobínicas inundando su pantalla televisiva, algún que otro susto y echarse unas risas. Pero cuando el film en cuestión, se queda solamente con el susodicho tema de las risas y la cantidad de sangre aparecida es comparable a la que puede haber en La cenicienta es que hay algo que el director no ha entendido. Este resulta ser el principal problema de El regreso de los muertos vivientes; no se ve ni una triste gota de sangre; ni siquiera cuando le meten a uno un clavo en todo el cráneo sale una puñetera gotita.

Bien es cierto que los diálogos del film son graciosillos y algunas las situaciones llegan a tener su punto cómico, pero los efectos especiales son más bien tirando hacia lo insultante y aunque es una obra que en su momento triunfo bastante dado que se llegaron a hacer hasta 5 secuelas, las tres últimas han sido estrenadas directamente en el videoclub y las notas que tienen en filmaffinity.com no son ni dignas de mención.

Mi conclusión es que este film es solo recomendable para todo aquél que sea un verdadero freak del género y que quiera echarse unas risillas mediocres.