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Spain Spain · Oviedo
Gould rating:
8
Drama The business tycoon Nicolas Saccard is nearly ruined by his rival Gunderman, when he tries to raise capital for his company. To push up the price of his stock, Saccard plans a publicity stunt involving the aviator Jacques Hamelin flying across the Atlantic to Guyana and drilling for oil there, much to the dismay of Hamelin's wife Line. While Hamelin is away, Saccard tries to seduce Line. Line finally realizes that she and her husband ... [+]
Language of the review:
  • es
April 14, 2019
4 of 4 users found this review helpful
Más de noventa años después de su realización, esta epopeya de los tiempos modernos, con docenas de personajes y suntuosos escenarios, basada en una novela de Emile Zola publicada en 1891, sigue manteniendo el interés como un ácido retrato del mundo de las finanzas en una superproducción comparable, por la longitud y amplitud de medios, con el “Napoleón” de Abel Gance, realizado un año antes, a través del relato de las disputas financieras de dos tiburones de los negocios, Saccard frente a Gunderman, Gunderman frente a Saccard, o las dos caras de una misma moneda.

Con una excelente puesta en escena, la película es técnicamente impresionante, pero algo falta de fluidez narrativa, L’Herbier parece, en ocasiones, más preocupado por sorprendernos a toda costa con la cámara distrayéndonos –tal vez a propósito- de la peripecia narrativa algo folletinesca de los personajes. Hay algo de exhibicionismo narcisista en esa inquieta cámara y en sus acrobacias técnicas: planos cenitales, angulaciones sorprendentes, cámara al hombro, travellings circulares o travellings que abren planos, grúas, abundancia de planos contrapicados, objetivos desenfocados y un ligero abuso, no siempre necesario, de metáforas visuales.

Mucho más afinado resulta, sin embargo, en su descripción de la locura financiera de los años veinte, en el despiadado retrato de la ambición humana, reflejada en su cambiante y volátil afán comprador o vendedor, según los caprichosos vaivenes de la bolsa, a través de un brillantísimo montaje –véase, por ejemplo, la escena del ascenso de las acciones en plena fiebre especulativa y el frenesí alocado que desemboca-. Resulta igualmente sobresaliente el trabajo del protagonista Pierre Alcover como Nicolas Saccard, soberbio en su interpretación de los vaivenes, pendencias y adversidades de este apasionado Napoleón de los negocios en su disputa con el gélido Sangerman.

A ratos fascinante, a ratos excesiva, en ocasiones algo tediosa, es un incunable de obligada visión del cine francés.
Gould
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