Cuando me dispuse a ver esta película pensaba que me enfrentaba a una más sobre Hitler. Sus casi dos horas y media no me provocaron sopor ni indiferencia como proclaman algunos de los usuarios de esta web, a los que por otra parte respeto su opinión. La interpretación del magnífico Bruno Ganz (la primera vez que vi actuar a este hombre) marca un antes y un después en la imagen de este odiado villano contemporáneo, que por momentos recuerda a otro anciano con problemas mentales cualquiera, pero que poco a poco te va rebelando su verdadera personalidad esquizofrénica y paranoica.
La interpretación de Ganz es sublime, pero los secundarios le hacían justicia. Desde la secretaria hasta el doctor, pasando por la propia Eva Brown configuran este casi documento histórico sobre la caída de un hombre adorado por su nación y que provocó la caída de la misma.
Sin embargo, sin un buen aspecto técnico cualquier película de este tipo habría resultado, porque no decirlo, un tanto tendenciosa. Las magníficas recreaciones escénicas, su fotografía y también su banda sonora, hacen una gran contribución al desarrollo de la trama y deleitan al espectador que va buscando simplemente recreaciones bélicas y un poco de acción.
En este último aspecto, debo decir a ese tipo de espectador que vaya con la idea de que en esta película no abundan las batallas, solo abundan las impresiones de sus personajes.

Para terminar, no soy muy aficionado al cine alemán, pero con este film aprendí que me queda mucho por ver y mucho que aprender sobre el buen cine.