La familia Abbot vive de manera rustica en un mundo devastado por un apocalipsis no explicado y en el que cohabitan con unos monstruos que oirían el aleteo de una abeja a seiscientos metros, tienen mala baba y se cargan todo lo que se mueve (y hace ruido), la familia Abbot se comunica a través de la lengua de signos (benditos subtítulos), van descalzos por ahí adelante y no tienen puertas no sea que un scirocco cabrón dé un portazo y se les acabe la vida rural y bucólica a golpe de estocada ¿marciano-monstruosa? Todo va guay hasta que el pequeño de la casa la lía con un Discovery de juguete...

Krasinski, sorpresa total, propone un viaje a un mundo silencioso y opresivo que es una pasada, todo esta hecho con un mimo acojonante y la película a partir de un punto que parecía tardar en llegar se convierte en una sucesión vertiginosa de potencia y situaciones fantásticamente ideadas e hilvanadas para un remate de función soberbio, todo sin caer en lo pretencioso y con un tempo sosegado pero no parado que te mantiene en tensión todo el metraje. Me ha parecido una película realmente poderosa, con un elenco en estado de gracia, donde desde Krasinski hasta los pequeños de la función pasando por Emily Blunt logran un trabajo soberbio. Una película sencilla en lo técnico con una buena orquestación de Marco Beltrami y un sonido que es parte de la función de manera importante y nos conduce a algunos de los mejores climax que he visto en una película en bastante más tiempo del que puedo recordar, el momento del silo de maíz, Blunt en la bañera o el anciano en el bosque...

Una película grandísima a la que se le perdonan algunos fallos de concepto (si tienen una habitación insonorizada porque no pasan allí más tiempo y esas cosas) por el gran momento que te hace pasar y por el cariño que Krasinski y sus compañeros de reparto ponen en el empeño, realmente recomendable, en serio.