Anderson dibuja a una familia que, a pesar de ser verdaderos genios, son incapaces de desarrollar sus capacidades y aprender a disfrutar de la vida. La falta de comunicación, las envidias filiales, el amor no correspondido, las decepciones, y las mentiras que siempre se descubren, son el eje principal de esta comedia dramática; con situaciones y diálogos tan surrealistas como su estética, que te sumerge como por una puerta abierta al universo Anderson. Un universo personal que se puede diferenciar por esos encantadores planos a cámara lenta siempre acompañados de un clásico de los Kinks, los Beatles, los primeros Rolling o la Velvet Underground.

Ideal para amantes del cine independiente, la estética sixties y el pop clásico.