Meg Ryan es la rubia esa que se pasó quince años haciendo comedias románticas. Todas parecidas. Y por poca cosa más será recordada. Cosa que da un poco de pena porque la señora ha demostrado que saliendo de ese registro es capaz de hacer papelones muy buenos.

Pero solo la recordaremos por las moñadas ignominiosas como esta.

Desde luego Tienes un e-mail no es lo peor que ha hecho, y para nada está entre lo peor de las comedias románticas. Hay basurillas que además de previsibles (como son por definición) no son ni románticas ni graciosas. ¿Para que sirven entonces?

Hanks y Ryan se dedican a odiarse premeditadamente y amarse en la clandestinidad, incluso sin saber que son ellos quienes se aman. A finales de los noventa, con Internet en auge, el mundo se dedica a conocer gente sin verle la cara, y desde luego el cine se hace eco de esto. Esta parejita son los que se encargan de escenificar esa realidad dentro del cine. Y bueno, el resultado es aceptable, al menos, mejor que la mayoría, pero por supuesto, muy por debajo de lo deseable.

Otra película que se queda por el camino. ¡Mecachis!