Una vez más, la realidad supera ampliamente a la ficción. “La gran apuesta” muestra cómo algunos profesionales del mundo de las finanzas vaticinaron la gran crisis del 2008 que se inicio a raíz de la explosión de la burbuja inmobiliaria. El director y co-guionista Adam McKay hace que los actores le hablen directamente al espectador para que, junto con algunos insospechados cameos, nos expliquen cómo se sucedieron los acontecimientos en los meses previos al debacle de grandes instituciones financieras.

El reparto coral se luce en la representación de tres historias que avanzan de manera independiente aunque todas basadas en la misma premisa: apostar en bolsa en contra de la opinión de los expertos y de los gobiernos. Destaca –otra vez- Christian Bale como el retraído visionario que descubre la realidad de las hipotecas basura, y Steve Carrell en una enorme interpretación de un exitoso agente de bolsa que, tras una tragedia familiar, cambia de bando para mostrar las miserias y las mentiras de su negocio.

El montaje ayuda a dar agilidad a la película y a cruzar con eficacia las acciones de los tres grupos. La banda sonora se apoya en el heavy metal y en el hard rock –suenan temas de Metallica, Pantera, Guns N’ Roses, entre otros- para acompañar escenas de rabia o impotencia. El guión tiene muchos puntos de comedia negra y algunos de drama que sensibilizan al auditorio con la única intención de dar a conocer la tragedia personal de millones de personas, quienes, ajenos a la avaricia de unos cuantos impresentables, tuvieron que afrontar las consecuencias de sus excesos.

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