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Spain Spain · Ripollet
Rul T rating:
8
Fantasy. Adventure. Action When we last left Bilbo (Martin Freeman) and Thorin's (Richard Armitage) company, they had just retaken Erebor from the dragon Smaug, but at a terrible cost as the dragon headed towards Laketown to take his revenge. While Bard (Luke Evans) is faced with defeating the dragon to save his home, Bilbo and the dwarves are forced to look for the Arkenstone on command of a power-hungry Thorin, whose gold sickness gets worse by the hour. As the ... [+]
Language of the review:
  • es
April 21, 2015
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¡Hay de mí! Después de cumplir como un campeón durante todas las entregas de Jackson sobre la obra de Tolkien, el destino hizo que la que probablemente será la última de ellas (veo casi imposible que el neozelandés se atreva con nada más) no pudiese disfrutarla en la gran pantalla, como hubiese debido ser. Pero bueno, dejemos de lamernos nuestras heridas porque el desenlace final de la saga bien vale ponerse a saltar de alegría.

Y es que Jackson es un tipo listo y sabe lo que nos gusta. Así que el hombre ha dicho: ¡pues me voy a lo grande! La Batalla de los Cinco Ejércitos es todo un deleite para disfrutar de la iconografía de la Tierra Media y su épica desmedida. Hay dos películas dentro de ella, la narrativa y la visual.

Si nos ponemos a hilar fino en el guión podemos escribir una enciclopedia con los fallos garrafales en cuanto al movimiento de tropas, la llegada de ingentes ejércitos de la nada sin que nadie se percate de ello, la facilidad con la que algunos personajes aparecen y desaparecen de lugares distantes en poco tiempo, etc... Pero ¿queremos ver eso en esta película? ¡No!

Queremos ver que en el prólogo se nos pongan los pelos de punta al ver como Smaug se encamina a Esgaroth, encendiendo su pecho para aniquilar a los hombres del Valle ante la desbandada total de sus pobladores y la épica del héroe que lucha por los suyos, siempre presente en Tolkien. La escena se hace algo corta, pues las embestidas del poderoso dragón son una gozada. Finalmente pasa lo que tenía que pasar y, antes de que empiecen la película en sí, ya tenemos el vello de punta.

Luego todo es una mera excusa para ver llegar a Thranduil a lomos de su alce y su legión de elfos en perfecta formación para reclamar su parte del botín. Es cierto que se nota bastante el CGI, pero quien no diga que es una pasada verlos cargar sus arcos al unísono y disparar es que no tiene sangre en las venas.

Ya estamos todos con los ojos fuera de las cuencas cuando aparece Dáin Pie de Hierro a lomos de un cerdo blandiendo su martillo de guerra y su bravuconearía, con una horda de enanos que tiene la facultad de parecer multiplicarse a medida que los orcos los atacan. Además parece que han renegado de su aversión nata a la magia, haciendo aparecer unas cabras con sillas de montar de la nada... aunque ésto tampoco importa mucho.

Jackson repite aquello que más le había funcionado en las anteriores entregas, entregándonos una batalla espectacular, que recurre al hecho de poder ver a varias razas plantando batalla a las fuerzas de Sauron, consciente que el Hobbit no tiene la chicha argumental que sí tenía ESDLA. Una apuesta sobre seguro para los fans de la saga de Tolkien, mucho más interesado en los aspectos visuales y en la esencia de la Tierra Media, que en la consistencia de un guión totalmente previsible.

Una vez llega el momento final, se nos permite unos minutos de descompresión mientras una a una se van enlazando las tramas que darían continuidad a la Comunidad del Anillo.

Es cierto que la saga no puede alcanzar a su secuela, obra maestra sin duda del cine, pero bien es cierto que con este final Jackson ha conseguido lo que parecía imposible, y es que tras varios años, uno se siente delante del proyector y se trague la carga de los Rohirrim en las puertas de Gondor sin pestañear, como si no la hubiese visto ya una veintena de veces.
Rul T
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