Hay que concederle a esta película un cierto magnetismo por el gran trabajo que encierra el devenir de su guion, donde una vida de hastío y mediocridad puede verse afectada por las circunstancias adversas y deshacer, para bien o para mal, esa comodidad que la protagonista tanto odiaba y llevarla al límite de la consciencia y de la capacidad de aguante.
Una gran radiografía de unos seres socialmente diáfanos, con sus grandes carencias medidas por esa pizca de crítica social que arranca una sonrisa en la mitad de las escenas, leve y liviana, pero que no deja indiferente al espectador. Esos cambios de rumbo de la trama hacen las delicias del estupefacto espectador.
Las actuaciones de sus protagonistas llenan de luz los planos y secuencias, que generan empatía a pesar de su disfuncionalidad meridiana. Un gran 'a pesar de como son, los hay que querer' nos embriaga en toda secuencia de acción, sin dejar de tener reminiscencias del mejor Tarantino, olvidado pero anhelado a partes iguales.