Es valiosa por diversos motivos. Por enseñarnos un mundo asolado, unos seres confinados sin apenas esperanzas y volcados obsesivamente sin remedio, hacia el mismo opio que mamaron, respiraron y lleva alimentando su llama incendiaria desde siempre, posiblemente con motivos que cualquiera de nosotros entendería si se metiese en una de sus pieles envenenadas a base de odio, aislamiento y carencia de otra alternativa realista. Y en estas, ni el amor es suficiente para llenar tanto vacío, tanta escasez, tanta hiel acumulada en incontables generaciones, con un resultado que será por siempre jamás, la eterna derrota disfrazada de héroe, con su miserable y diminuta venganza que, por mucha alegría que parezca generar, no ocultará nunca esas miradas sin vida con las que se nace y se muere en esa tierra condenada.