El irregular director de Mendoza (Argentina) afincado en Hollywood Hugo Fregonese, lleva adelante con notable oficio esta especie de western dramático en las cálidas tierras mexicanas, sin duda una de sus mejores películas.

El problema y protagonista del filme, al menos aparentemente, es el petróleo y los bandidos chantajistas que extorsionan a los productores. Pero el GRAN problema de la obra es Marina, una Barbara Stanwyck enamorada y no correspondida, lo cual es más potente que los pozos petroleros y la propia dinamita.

Jeff Dawson (Cooper) vuelve con su antiguo jefe 'Paco' Conway (Quinn) que se ha convertido en un hombre millonario gracias a sus pozos de oro negro.

En un punto, Paco entra en cólera cuando se entera que su seductora y peligrosa esposa Marina (Stanwyck) está enamorada de Dawson. Además, Marina pone todo su empeño en reconquistarlo. Pero Dawson está enamorado de una bonita mujer que ha conocido como croupier (Ruth Roman).

Pero los bandoleros omnipresentes, con El gavilán a la cabeza, están dispuestos a destruir las explotaciones de Paco si no les da una fuerte suma de dinero.

Curioso guion de Philip Yordan (los ha hecho mejores) que en algunos momentos tiene sus fallas y, además, trata superficial, esquemáticamente y sin profundizar los problemas que plantea.

Estupenda la música de Dimitri Tiorkin, que incluye un llamativo tema coral cuasi adictivo (hermosa canción de inicio en la voz de Frankie Laine); y una fotografía de lujo de Sidney Hickox.

Pero el peso de la cinta está en un reparto de lujo con tres grandes de la pantalla: Gary Cooper, Barbara Stanwyck y Anthony Queen, entre los cuales se teje una mezcla de acción, amistad, celos y drama, mucho drama. Acompañan muy bien Ruth Roman y Ward Bond en papeles secundarios.

Es una película que se ve muy bien, es entretenida y permite disfrutar en pantalla de un trío de ases de la interpretación: Cooper, Quinn y Stanwyck que están sensacionales y que, al fin, salvan la película del mendocino.