Lelouch se repite en el modo de hacer películas. Por un lado, mucha música, incluso demasiada y aquí con algunas canciones que no valen mucho, otras sí. Por otro lado, la pretensión de ser muy original introduciendo elementos que parecen más bien de relleno de metraje. Y por otro, jugar con los tiempos hasta que acaba mareando al espectador.
En esta, cuando deja de hacerlo, y viene la relación de Belmondo con Anconina, la película mejora de forma casi increíble, si se tiene en cuenta el desorden de la primera parte.
Esas dos interpretaciones son muy buenas y levantan la película.
En la primera parte, son notables las escenas del circo. En cambio, las de África y los animales suenan un poco a relleno.
En conjunto, todo sumado, es una buena película, que merece verse.