Truffaut que sabía mucho de cine y había visto miles de películas ensaya aquí un melodrama antiguo, con una voz en off tan continúa que llega a cansar.
La historia de estas dos inglesas y el francés es demasiado exigua para que se alargue durante dos horas. Eso sÍ, dos horas muy bien rodadas. La cámara ni se nota, por lo bien que se mueve.
Vemos a Léaud abandonar su papel de alocado en las películas anteriores a esta y aquí es una especie de romántico tardío, entre ingenuo y cínico.
Muy buena la fotografía de Almendros.
He de confesar que me ha aburrido un pco la literariedad de todo este asunto, dándoles vueltas a siempre lo mismo.
Menos mal que a partir de la hora y media la cosa mejora.