Otra de las joyas de obligada visión para cualquiera que quiera entender el cine.
Para cualquiera que quiera aprender a respetarlo, y para cualquiera que tenga un nudo dentro que no sepa para que sirve...

Una película hecha para levantarse, para saltar del asiento y gritar: ¡lucha, vamos Rocky! una película para apreciar lo que significa el esfuerzo y la nobleza...

Y sin duda, una película para todo aquel que como yo, hemos entendido en propia piel lo que es tener delante a alguien, que es más grande, que es más rápido, y que seguro que te quiere devorar. A alguien al que no le ves fallos, que no golpea al aire, y que no piensa retroceder ante los golpes.

"Rocky" cuenta esa tormenta que hay que sufrir, para apreciar el sol. Ese dolor en el costado que se cura manteniéndose tranquilo, y esa escalera que necesitas subirla corriendo por pura rabia.

"Rocky" es la película que te ayuda a seguir de pie cuando te pesan los guantes, la que te levanta la guardia cuando no te queda aliento, y la que hace que golpees todo lo fuerte que pueda soportar tu cuerpo...

Sin más, dejando de lado las secuelas, "Rocky" como unidad, es el tatuaje en el hombro que necesita mirar de vez en cuando todo aquel que se sube al ring, y todo aquel que después de un mal día, quiera encontrar la inspiración, notar la música, ponerse las botas y salir a correr...