Primera observación: a la novela no la leí, así que la crítica se ciñe -exclusivamente- a la película, ignoro las similitudes o diferencias existentes.
Un sacerdote joven es destinado a una zona rural de Francia. Allí experimentará su fe interactuando con los feligreses. Encontrará -y probablemente hay una lectura sociológica- signos de hipocresía, bajo una fachada de modos religiosos, dureza de corazón y gente con dramas existenciales. En ese orden, diálogos atinentes con su superior. Por otra parte, aparentemente una menor de mirada y actitudes algo equívocas, con problemas familiares, se le presenta como una tentación -Seraphita-. También se descubre que bebe, si bien de ningún modo es alcohólico. Y, por último, aunque ésta es una opinión muy personal, porque no hay una alusión expresa, una -quizá- velada referencia a la homosexualidad. Es difícil determinar si bajo la cobertura de un hombre muy bueno y realmente interesado por los problemas de su comunidad que muestra el film, no hay una solapada crítica a la religión católica o a sus limitaciones bajo una óptica probablemente naturalista