Es difícil de creer que a estas alturas se descuide tanto el guión de una película como en este caso. Vale que estamos ante un musical en el que lo prioritario son las canciones (algunas son soberbias) y lo que se pretende transmitir con ellas, además de ser un musical que cuenta con el escollo de tener su procedencia en el teatro, por lo que las carencias argumentales serán un lastre mayor a solventar. Pero el intento es frustrado, no se consigue hilvanar bien las escenas con los los números musicales ni mucho menos se logra profundizar en la historia ni en el desarrollo de los personajes fuera del escenario, pues los (tremendamente excesivos) números musicales acumulan tanta atención y protagonismo que el resto de la película queda completamente coja, quedando repleta de situaciones de telenovela y de telefilm mil veces vistas. Y eso que algunas canciones y el espectáculo que generan son capaces de poner la piel de gallina, pero es que la película se hace taaan larga que ya no es sólo que la historia sea una birria nada interesante, sino que se le suma un final malísimo, largo como un día sin pan y tremendamente previsible.

Las chicas son flojitas, Beyoncé cantará muy bien, pero actúa de pena, acaba siendo desquiciante. La galardonada con el Oscar (juas) Jennifer Hudson tiene el personaje más jugoso (dentro de la mediocridad) pero no lo aprovecha en absoluto, eso si, su sóla presencia en el escenario es todo un espectáculo digno de ver. El tan elogiado Eddie Murphy únicamente brilla cantando, dónde sorprendentemente está excelente, pero cuando le toca dar credibilidad a su personaje está tan insoportable como siempre. Y Jamie Foxx horroroso, no parece él.

Para amantes de los musicales unicamente y para personas que no presten excesiva atención al argumento o que sean adictos a la sobremesa peliculera dominical de la "excelente" televisión nuestra.