Entretenidísima y vibrante película irlandesa plagada de humor negro, dosis de violencia, romanticismo y tragicomedia. En apenas hora y media recorremos sin apenas respiro los bajos fondos de Dublín, con sus mafias, sus macarras y sus ambientes canallas. No se toma en serio a sí misma (un acierto) y es una mezcla de "Snatch", "Escondidos en Brujas" o "Lock & Stock" con esos toques fatalistas irlandeses.

Ciertamente en el país del trébol se han hecho películas mejores, pero pocas veces he echado tan buen rato con ésta. Todo es una sucesión de tronchantes situaciones que siempre pueden ir a peor y donde la suerte, para bien o para mal, depende de la pura potra.

Aparte de las situaciones y los diálogos, el otro punto fuerte de la película es su reparto y el trabajo de los actores. Cillian Murphy (Michael McCrea) es creíble en su rol de bala perdida con encanto que trapichea y sobrevive, así como Brendan Gleeson en su papel de cruel jefe mafioso, Perrier. También destacan otros conocidos actores irlandeses como Liam Cunningham ("Chucho"), Pádraic Delaney (Shamie), el hijo de Brendan Gleeson (aunque no en la película) Domhnall Gleeson (Clifford), o Gabriel Byrne, que aunque no salga en pantalla, es el narrador , y otros ingleses como Joddie Whitaker (Brenda) o Jim Broadbent (James), quien está memorable como el desastroso, pirado y drogata padre de Michael.