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Spain Spain · Oviedo
babayu rating:
8
Mystery Year 1963. President De Gaulle decides to grant independence to French Algeria, several of the soldiers, who fought in that campaign, feel that De Gaulle is belittling the lives of the men who died there. So they form a group and make attempts at De Gaulle and fail. When several of their key members are killed or caught and eventually executed, the three top members decide to hire a professional assassin to take out De Gaulle. The man ... [+]
Language of the review:
  • es
November 2, 2008
23 of 27 users found this review helpful
Espléndida adaptación de la novela de Frederick Forsyth, guionizada por Kenneth Ross y con un experto tras la cámara como el vienés Fred Zinnemann con más de cuatro décadas de cine a sus espaldas y un puñadito de obras maestras.
La historia, de sobra conocida, se constituye en un thriller en el que, por una parte, se nos cuenta el trabajo minucioso de un asesino a sueldo (o sicario, bonita palabra), contratado por la OAS, una organización ultranacionalista francesa, para cargarse a Charles de Gaulle; al mismo tiempo, vemos cómo "los buenos", es decir, politiquillos varios y polis a tutiplén, mueven sus piezas para intentar impedir que el Chacal lleve a cabo su propósito.
A través de casi dos horas y media es fascinante ver la meticulosidad con la que el misterioso asesino va preparando su acción, mientras el tiempo corre inexorablemente, quién sabe si a favor del chacal o de la policía (es omnipresente durante toda la trama esa magnitud física, constatada por la presencia de numerosos relojes), y en ningún momento se hace aburrida (tal vez gracias al estupendo montaje a cargo de Ralph Kemplen, que le valió una nominación al Óscar).
También me pareció acertadísima la elección de Edward Fox como el asesino, a pesar de que desde la productora intentaran imponerle a Zinnemann la presencia de Michael Caine o Roger Moore, pero el director quería que quien encarnara al Chacal fuera una cara desconocida para el gran público. Creo que el actor inglés hizo un magnífico trabajo, irradiando el magnetismo necesario para dar credibilidad a ese personaje caracterizado por la frialdad con la que lleva a cabo su faena (me encanta cómo, "off screen", el Chacal se va "deshaciendo" de los obstáculos que encuentra en su camino hacia el crimen).
Hay momentos auténticamente soberbios, como esos 7.45 minutos durante el desfile militar, en los que no hay palabras, no hay música, pero la tensión es máxima, ya que sabemos que nos hallamos cerca del clímax de la historia, y todos los personajes transmiten a la perfección ese nerviosismo de quien sabe que está jugando la parte más importante del partido.
Ya sabemos que las comparaciones son odiosas, pero en este caso no me gustaría dejar de hacer una referencia al pestiño que hizo Michael Caton-Jones un cuarto de siglo después de esta peli, más que nada, para comprobar la diferencia de talento para sacar adelante una historia.
babayu
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