Lo reprochable de una comedia de estas características no es tanto la ridiculez argumental en la que pueda incurrir con alguno de sus infumables giros, ni tampoco que los momentos 'de peligro' pierdan su emoción, porque se remarquen (espero que intenciondamente) para que los espectadores sepan que va a ocurrir algo, sino que la genuina estupidez resulte demasiado forzada y haga por tanto que la película deje de tener gracia. En este sentido la película peca de infantil, aunque esté catalogada para mayores de 16 años, lo cual la determina para un público que no busca estimular la conciencia en el cine.

A favor tiene puntuales momentos, que sin llegar a ser ideales (debido a la incapacidad de mantenerse en la ola del {buen} pleno disparate), aportan más que chirrían, personajes que cumplen al despertar un mínimo interés por parte del espectador, y quizás una cierta amabilidad, que quizás resta trascendencia a la historia, pero recordemos que la capacidad de generar suspense que tiene la película es mínima.

Más que el pobre aliciente del asesinato de un conocido (digo pobre porque el espectador de que se trata) quizás hubiera sido más interesante indagar en la necesidad que tienen esos cuatro individuos de formar un equipo, que creo que pasa por socializarse en medio de unas vidas anodinas, marcadas por una conservadora manera de razonar que no incluye demasiada pericia a la hora de afrontar el día a día.

Posiblemente resulte pasable por la aportación actoral, los curtidos Vaughn y Stiller manejan con lo solvencia la batuta siendo los pilares del filme, en lo que el talento de Jonah Hill no está aprovechado, pues está demasiado condicionado por un argumento que lo estigmatiza a un estereotipo y lo obliga a una burda exageración, limitando mucho al intérprete en vez de hacerlo más grande todavía.