Drama romántico con espíritu indie que logra humanizar a sujetos teóricamente inanimados con los que convivimos diariamente lo cual supone hasta cierto punto un shock para el espectador.
La temática emana de la ciencia ficción pero se desliga de ella exponiendo a sus personajes a ambientes ordinarios y vulgares encuadrados en una atmósfera íntima y recóndita reforzada por la BSO.
Andrew Garfield (The Amazing Spiderman, 2012) dota de cierta dimensión mediática a la producción en un derroche de timidez y retraimiento doblando al protagonista logrando un discurso más emotivo y conmovedor que el "escupido" por actores de carne y hueso en las típicas comedias románticas que devoramos frecuentemente semana tras semana.