Ahora que he visto la trilogía, puedo decir que «El Padrino II» es la mejor de las tres. Tiene más complejidad, detalles y sutilezas emocionales que su predecesora y su continuación. Se agradece, pero no basta.

Puede que el error en el que cae toda la saga sea el enfoque que hace sobre la Mafia. Se limita a mostrar los avatares mafiosos de una Familia, con cierta glorificación innegable, pero sin ahondar realmente en los resortes humanos, psicológicos, emocionales y hasta sociales del crimen. No se preocupa en ningún momento de mostrar los verdaderos orígenes de la Mafia, de cómo es posible que un muchacho universitario sin pretensiones de nada (Michael) u otro que debe inmigrar y no da muestras de interesarse en el tema (Vito), se conviertan en Padrinos, y cómo les influye esto en su forma de sentir, pensar o ver la vida. Por qué se perpetúa, cuáles son sus verdaderas bases y sus valores; de qué forma afecta a los hijos (¿les afecta? ¡Porque que bien se llevan todos!), o de qué manera sus delitos y las muertes repercuten en las personas de a pie o (y sobre todo) en ellos mismos.

Por ejemplo, la señora Corleone (buenísima Diane Keaton) parece tan feliz de la vida, y al minuto siguiente te suelta lo que te suelta sin que en ningún momento haya salido nada. El mismísimo Michael Corleone, quien debería ser uno de esos personajes que estremecen, que hacen llorar, que son inmensos e inabarcables, ¿lo es? ¿Qué le hace destacar a este hombre? ¿Por qué me tengo que interesar por su vida? ¿Por qué me debe importar?

Por lo menos en el «El Padrino II» hay ciertos conflictos, reproches, malestares y sentimientos que enriquecen la encomiable dirección y puesta en escena de Coppola, así que la trama se hace más interesante. También es verdad que es larguísima, inexplicablemente. No sé por qué hay que meter tanto, de verdad. A veces menos es más, y creo que la cosa hubiera mejorado si se hubiesen recortado pasajes, como todo lo del juicio que aportar, no es que aporte mucho. Además, coherentemente, los mitos de la primera se ven destrozados por la segunda, delatándose su hipocresía y su vacío: el honor y la familia. Ya sabemos todos lo que le importa a Michael la sangre, mientras que la idea del honor desaparece por completo.

Temática e historia desperdiciados. Me ha gustado más, así que 5,5.