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Spain Spain · Málaga
Kaori rating:
2
Comedy The setting is Judea 33 A.D, a time of poverty and chaos, with no shortage of messiahs, followers willing to believe in them, and exasperated Romans trying to impose some order. At the centre of it all is Brian Cohen (Graham Chapman), a reluctant would-be messiah who rises to prominence as a result of a series of absurd and hilarious circumstances.
Language of the review:
  • es
September 18, 2015
13 of 28 users found this review helpful
¿De qué nos reímos habitualmente? Cada vez me convenzo más de que el humor es subjetivo, intransferible e inexplicable. No hay patrones ni mediciones, no hay constantes ni seguridades. A mi grupo de amigos le encanta «La vida de Brian». Se parten de risa con estos Monty Python. Yo no puedo más que decir que a mí no me hace gracia y defenderme del bromista ataque de que no tengo sentido del humor. ¡Manda narices!

«La vida de Brian» es una comedia. Con las comedias hay que reírse. Yo no he me he reído ni una vez. Ni una. Debo, pues, penalizarla. No es solo eso, no: es que no es ni simpática, ni divertida, ni amena, ni ingeniosa, ni chistosa, ni inteligente. ¿Qué es? Pues un cúmulo de personajes haciendo tonterías según unas ideas igual de tontas con las que se pretende hacer sátira de la época de Jesús y del inicio del cristianismo. Porque, claro, en «La vida de Brian» ocurre lo mismo que en un sinfín de supuestas obras maestras del humor: que la gracia se basa en la estupidez humana. Es decir: el gag se sustenta en la imbecilidad rematada de los personajes. Si no son imbéciles perdidos, no hay posibilidad de hacer parodia o chiste, no puede seguirse la gracieta, no tiene otro sentido en sí mismo que el reírse del imbécil, y esto se ve que a la gente le hace una gracia enorme, pero a mí no.

Algunos ejemplos son el que cecea, el otro que es medio gangoso (¡qué divertido es reírse de los defectos ajenos, ¿eh?), la turba que toma por mesías al primer individuo que aparece como borregos, el propio Brian que no sabe y no contesta, los soldados romanos alelados o los terroristas patriotas en la nube de Valencia, aunque quizá la crítica política es lo más aprovechable, si nos ponemos muy finos y tratamos de sacar alguna conclusión. En fin, todo es un súmmum de bobería consumada que se desgaja de todo sentido de la realidad y de ausencia total de neuronas. Dicen que esto es «absurdo», pero hasta para ser «absurdo» hay que tener luces y genio, y no parapetarse detrás de esa palabra para soltar cualquier memez alargándola hasta el cansancio por insípida que sea.

Malísima. Y no es broma.
Kaori
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