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Spain Spain · Málaga
Kaori rating:
3
Drama Based on a true story, 12 YEARS A SLAVE is a riveting account of a free black man kidnapped and sold into brutal slavery in mid-1850s Louisiana, and the inspiring story of his desperate struggle to return home to his family. Solomon Northup, an educated black man with a gift for music, lives with his wife and children in New York. One day he awakens to find he has been drugged and being shipped to the South as a slave. Refusing to ... [+]
Language of the review:
  • es
January 25, 2014
46 of 67 users found this review helpful
Hay una larga y bastante piropeada secuencia de «12 años de esclavitud» en la que cierto personaje se balancea ahorcado de un árbol. A mi me dio por pensar que el árbol era extremadamente bonito, y luego caí en la cuenta de que si en una escena dramática de ese calibre nos fijamos en lo accesorio es que algo va mal.

Steve McQueen parte de una obviedad que desarrolla de la manera más obvia hasta llegar a un desenlace igual de obvio. Para contarnos que la esclavitud es un régimen intolerable, no se necesitan dos horas y media vacías de toda representación inteligente y coherente del Sur, ni una hora de latigazos, ni personajes psicópatas a la vuelta de la esquina. ¿Así se pretende ser «realista»? Bueno, no sé qué se pretende, porque tal parece que la única idea de la película es mostrar los distintos tipos de castigos corporales que un esclavo podía padecer, y además fruto del «placer» que eso les daba a sus dueños. Así, el director se explaya en crueldades, deseos morbosos, lágrimas negras y blancos que se mueven entre la completa maldad y la hipócrita complacencia... a no ser que seas canadiense, que entonces eres un ángel del cielo. Obsérvese también, y esto no es nuevo, que otra vez pintan a las mujeres sureñas como figuras malignas y sin escrúpulos, tanto o peor que sus señores esposos. Ahí queda ese «pronto los olvidarás» que demuestra la mayor de las insensibilidades.

Michael Fassbender es el amo de la función, Chiwetel Ejiofor recurre por norma al ceño fruncido y a Lupita Nyong’o, pese a su trágico personaje, la encuentro pésima. Dicen que Hans Zimmer compone una buena banda sonora, pero yo no la he escuchado. Además, la dirección de McQueen, que no sabe si ser rompedora o clásica, termina siendo lenta, monótona y por momentos descabellada, por ejemplo cuando altera arbitrariamente la línea temporal o quiere emocionarnos con un silencioso rostro compungido en primer plano. Eso no va así, señor McQueen. De hecho, la retrospección interior que se espera del protagonista Solomon es inexistente. Parece que doce años no son nada, y él mantiene la misma personalidad y equilibro psicológico durante más de una década sin que llegue a implicarse con el corazón y la piel en el mundo esclavizado de sus otros hermanos. Solomon está ahí, pero ni vive ni sobrevive.

El guión es marcadamente simplista y las tendencias sádicas son meras provocaciones fáciles y obvias a una tragedia que debería servir para reflexionar sobre la condición del ser humano, la Libertad como concepto filosófico o, siendo más prácticos, sobre el hecho de que en una democracia asentada como los Estado Unidos subsistiera un régimen esclavista.

Al menos, reflexiones nosotros sobre ello.
Kaori
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