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Spain Spain · Málaga
Kaori rating:
4
7.8
60,730
Animation. Fantasy. Adventure. Romance Young Sophie is eighteen, and works tirelessly every day making hats in her deased father’s hat shop. One day, on a rare outing to town, Sophie accidentally encounters the Wizard Howl. Howl is dashingly handsome, yet as wizards go, he’s a bit of a wimp. The Witch of the Waste misinterprets the nature of the relationship between the two and casts a spell on Sophie, transforming her into a withered ninety-year-old woman. Sophie leaves ... [+]
Language of the review:
  • es
December 28, 2016
18 of 23 users found this review helpful
Ahora cómo digo yo esto de que..., en fin, lo diré: el libro está mejor.

Porque sí, amigos, «El castillo ambulante» se basa en una novela juvenil y fantástica de una autora británica de nombre Diana Wynne Jones. Aquí nadie dice eso de que la película no es fiel al libro, ¿verdad? No, eso no, que estamos hablando de Ghibli y Miyazaki, intocables de la animación contemporánea, puede que sin merecerlo, y está feo ser muy crítico. A mí me da igual, lo siento.

Tranquilos, no voy a hacer comparaciones odiosas, pero sí voy a decir algo que me parece de interés: todo lo ilógico, incoherente, mal explicado, mal resuelto, mal pensado, mal expuesto y dudosamente concebido de la película no forma parte de la novela original. Es decir, que la culpa de que «El castillo ambulante» sea una historia imposible de comprender y tenga un guion sin apenas sentido es culpa en exclusiva de Miyazaki y compañía. Esto ¿por qué? No lo sé. No sé a qué se debe la decisión de coger una trama cohesionada con ideas claras y convertirla en una trama caótica sin pies ni cabeza. ¡Ah!, pero es que los dibujos son tan bonitos..., ¿no?

Pues no, porque esto da más rabia. La animación es excelente, los fondos son realmente preciosos y el mago Howl como personaje es muy atractivo. El trabajo que hay detrás del diseño final del castillo, especialmente la habitación de Howl, por ejemplo, solo puedo imaginarlo como de fina artesanía. Todo estos elementos me han gustado, pero ¿de qué sirve si detrás de esa fachada no hay nada? ¿Un sueño? ¿Simple fantasía? Excusas. La fantasía, los sueños, también tienen su propia lógica; aunque sea una lógica retorcida, absurda, imposible en el mundo real. Sophie cae hechizada, de acuerdo, pero ¿por qué ocurre? ¿Qué quiere la Bruja del Páramo? ¿Cómo se rompe el maleficio? No lo sabemos, no nos lo dicen, y así siempre. La historia avanza de una manera en la que somos incapaces de introducirnos en los acontecimientos, de imaginar lo que puede pasar o por qué, en simpatizar con las circunstancias, en establecer causas y efectos que formen una historia sólida a la vez que hermosa, compacta a la vez que poética. No es incompatible la fantasía con lo bien narrado, y a «El castillo ambulante» le ha faltado precisamente más guion y menos colores.

Sea como sea, si la película medio aguanta por Howl, su magia y el misterio que esperamos desvelar para que nos resuelva nuestro desconcierto, resulta que en el desenlace nos encontramos con el hundimiento completo. En serio, ¿cómo han podido escribir unos últimos diez minutos tan ridículos? Me partí de risa con el (hola) «Soy el príncipe heredero del reino vecino... No sé cómo, caí presa de un encantamiento»... ¿Qué? ¿Desde cuándo? ¿Por qué nos enteramos ahora de que el «heredero del reino vecino» ha desaparecido? ¿Y el mensaje pacifista bobalicón? Porque esa es otra, la voluntad ideológica modernizante, que se nota demasiado, y no para bien: reyes malos haciendo una guerra mala...; qué mensaje tan profundo y elaborado, ¿eh?

Una lástima, la verdad, porque había material y fundamento para una buena película.
Kaori
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