- Pero papá, ¿cómo vas a ser tú Superman si nosotros lo hemos visto un montón de veces y te conocemos a ti de toda la vida, que somos tus hijos, pero qué me estás container...
- ¿Que no soy Superman? Vais a ver...

Superpapi se quita las gafas y los churumbeles se quedan con cara como de BUAT DEFAC!

- Ostis Papa! Sí que eras Superman!!! Es que si no te llegas a quitar las gafas pasan otros quince años y no hubiéramos sospechado lo más mínimo!!!

Y ahí fue cuando lo quité, amigos. De verdad que no entiendo cómo la gente puntúa tan alta una serie cuyo punto más difícil de creer no es la existencia propiamente del superhéroe alienígena, sino que los hijos no se hubieran enterado en sus quince años de vida, ni siquiera sospechado, que su padre era Superman hasta que (ojo, que la cosa tiene miga) el tío va y se quita las gafas.

Guionistas de Supermán y Lois, si me pretendéis que me trague semejante rueda de molino vais aviaos. Para el resto? Seguid dándole dieces a un pastiche que mete elementos con calzador en una trama en la que, sencillamente, no se puede, o al menos no de esa manera tan cutre. Fantasía y ciencia ficción? La que quieras... pero hombre, al menos un poquito de coherencia...