Está claro, todo esto sucedió, los hechos que se narran, por flagrantes que acontezcan, estaban a la orden del día en su momento, y todo porque a cuatro longanizas les dejaban mandar y hacer lo que quisieran, sin embargo, y pese a que todos estos acontecimientos en su día se diesen de la forma en que se cuenta en el film (o parecida, cuanto menos), hay claras diferencias entre lo que es sugerir y mostrar, y lo malo del asunto es que aquí Aisling Walsh pasa rotundamente de sugerir para mostrar un espectáculo que entra más por los ojos que por las emociones, cosa que, como es evidente, termina insensibilizando a un espectador y dejando que la propuesta se desarrolle por caminos que no llevan a ningún lado, excepto el de sus intenciones, como es lógico.

El personaje de Aidan Quinn está tan bien interpretado como construido, y su relación con los niños (con unos más que con otros), pese a no poseer todo el dramatismo que podría haber adquirido, resulta vivaz y es algo que se agradece.
También se agradece que ese protagonista no sea desidioso, actue ante lo que ve y no se quede paralizado como tantos otros habrían hecho.

De todos modos, "Los niños de San Judas" falla en lo principal, que es intentar que su público reaccione ante todo lo que ve en pantalla, amen de sacar sus emociones ante un film que debería saber como desembocarlas, sin embargo, llegado a cierto punto, uno sólo espera que algo suceda, y ese algo termina aconteciendo, y a servidor no le queda más que aprobar la peli por...