Cuando pensamos en tiburones en el cine, dejando de la lado los documentales, solemos encontrar dos opciones, y más comúnmente la suma de ambas.

Una es la del humor, la de que la película baile entre situaciones tan caóticas como absurdas, los personajes aporten el mismo coeficiente que un plátano, y las frases sean tópicos de humor excesivamente mostrados ya.

La otra opción es la de la tensión, la seriedad, el terror y el gore porque ¿qué película de tiburones escatima en la sangre?

Pues bien, Megalodón, Meg para los amigos, coge de ambas, pero teniendo en cuenta la censura visual a la que fue sometida para adaptarla al cine, acaba siendo una película que si bien tiene algún momento de tensión se identifica casi en su totalidad con el humor básico.

La típica película refrescante de verano; muchos personajes, poco que aporten, muchos efectos, poca credibilidad.

Y no hablaremos de las incoherencias -no- científicas, porque la vemos para entretenernos, no para analizarla en profundidad.

Y con ese pensamiento el resultado es sencillo, aceptable. Es una película que no empieza nada mal, y que nos va a entretener porque es muy dinámica y tiene acción. Ahí el problema, es un "héroes épicos contra el monstruo" y no una película sobre el Megalodón.