Diez "Goyas" italianos no han sido suficiente aval y hemos tenido que esperar 4 años para poder degustar este thriller nórdico trasplantado a tierras latinas que apenas aportan un marco mas cálido a las vidas de una pequeña comunidad tan fría y encerrada en si misma como si estuviésemos en un invierno finlandes. Áspera y seca como el comisario protagonista, Molaoli consigue crear una atmósfera inquietante, subrayada con eficacia por una banda sonora desasosegante y perturbadora y una fotografía que nos retrotrae a un tiempo que parece haberse parado en algún momento no demasiado lejano. Un reparto eficaz y un montaje elegante e inteligente acaban de rematar este thriller cuya trama no deja de ser una escusa para centrarse mas en los por qués de unos hechos y restar importancia a los quienes y como. Alguien dijo aquello de: "No dejes que un juicio moral te impida hacer lo correcto". Máxima que el férreo comisario aplicará tanto en su vida privada como en el caso que le ocupa.
Buen debut de Molaoli en el largo.
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